En el verano del 2018 tuve la oportunidad de estar en seis pa铆ses diferentes. En cada uno de ellos se notaba un orgullo patri贸tico que un铆a a los habitantes y defin铆a la identidad de esa naci贸n.

Los cuatro pa铆ses europeos todav铆a tienen una monarqu铆a que se ha mantenido por generaciones, aunque son pa铆ses democr谩ticos y tambi茅n tienen un parlamento que rige los destinos de las naciones. Un atractivo tur铆stico en estos pa铆ses es el cambio de guardia que sucede cada d铆a en su Palacio Nacional en donde se puede notar c贸mo la celebraci贸n de la historia y herencia de la patria se promueven con orgullo. En M茅xico hubo elecciones presidenciales y la alta participaci贸n ciudadana hizo que los comicios fueran una verdadera fiesta democr谩tica en la cual se deposit贸 una esperanza por un pa铆s mejor para todos. En los Estados Unidos se celebr贸 una vez m谩s la independencia el 4 de julio. Esta festividad nos da la oportunidad de mostrar el patriotismo de todos los que vivimos en este pa铆s.

En ese tiempo, tambi茅n tuve la oportunidad de visitar algunas iglesias en estos pa铆ses. Pude convivir con creyentes de diferentes nacionalidades y fue evidente la unidad y hermandad que Cristo ofrece la cual trasciende fronteras, idiomas y naciones. Me gusta escuchar m煤sica cristiana en diferentes idiomas y en Noruega pude comprar un disco de alabanza que disfruto, aunque solamente puedo entender un par de palabras porque creo que el lenguaje de la alabanza es universal.

En una iglesia en M茅xico la bandera mexicana estaba en el edificio y el mensaje se relacionaba con las elecciones que transcurr铆an ese d铆a, pero al mismo tiempo se les recordaba a los creyentes que su identidad y confianza primeramente deb铆a estar centrada en Cristo.

En los Estados Unidos, al igual que en todos los pa铆ses, tanto creyentes como no creyentes celebran la independencia. Todos estamos unidos en una misma naci贸n, pero es extremadamente importante que no confundamos la alabanza a Dios con la devoci贸n a cualquier pa铆s. Necesitamos recordar que no hay pa铆ses cristianos y que el Cuerpo de Cristo trasciende fronteras y nacionalidades. El Nacionalismo Cristiano es una herej铆a que va m谩s all谩 del patriotismo ya que tr谩gicamente intenta combinar en un sincretismo a Dios y a un pa铆s.

Estas circunstancias me han puesto a pensar en dos asuntos fundamentales para todos los seguidores de Cristo sin importar su nacionalidad. En primer lugar, todos los cristianos tienen por lo menos dos nacionalidades en la que la ciudadan铆a celestial deber tener prioridad. En segundo lugar, los creyentes deben obedecer y apoyar al gobierno de la naci贸n en donde viven, pero no deben confundir las leyes del gobierno con las leyes de Dios ya que 茅stas siempre deben ser su prioridad en todo momento.

Un tema central del Nuevo Testamento es que todos los creyentes somos extranjeros y peregrinos (inmigrantes) en esta tierra porque tenemos una ciudadan铆a eterna y celestial como afirma Filipenses 3:20: 鈥淢as nuestra ciudadan铆a est谩 en los cielos, de donde tambi茅n esperamos al Salvador, al Se帽or Jesucristo鈥�. Otros pasajes tambi茅n ense帽an esta importante realidad:

  • 1 Pedro 2:11: 鈥淎mados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os absteng谩is de los deseos carnales que batallan contra el alma鈥�.
  • Efesios 2:17-19: 鈥淵 vino y anunci贸 las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de 茅l los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Esp铆ritu al Padre. A蝉铆 que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios鈥�.
  • Hebreos 11:13: 鈥淐onforme a la fe murieron todos 茅stos sin haber recibido lo prometido, sino mir谩ndolo de lejos, y crey茅ndolo, y salud谩ndolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra鈥�.

A蝉铆 que, todos los cristianos somos ciudadanos del pa铆s donde nacimos o vivimos, pero tambi茅n somos inmigrantes en ese lugar porque tenemos una ciudadan铆a celestial y todos vivimos con la tensi贸n de honrar nuestros deberes como ciudadanos de ambos lugares. A pesar de nuestra identidad nacional, los creyentes estamos unidos en Cristo y formamos parte de una comunidad mundial que trasciende fronteras. La iglesia universal no tiene muros o controles migratorios y es un verdadero placer encontrar miembros de la familia de Dios en otros pa铆ses y alabar juntos al Se帽or, aunque hablemos idiomas diferentes. Por lo tanto, es importante celebrar nuestra identidad nacional y apoyar a nuestro pa铆s como buenos ciudadanos, pero al mismo tiempo honrar nuestra ciudadan铆a celestial que compartimos con todos los creyentes del mundo.

Como ciudadanos de un pa铆s tenemos que participar en las elecciones y respetar al gobierno, pero nunca debemos confundir las leyes de Dios con las leyes del mundo. Los gobiernos por m谩s loables que sean son imperfectos y los cristianos debemos vivir bajo los est谩ndares de conducta celestiales. Por ejemplo, la declaraci贸n de Independencia de los Estados Unidos es un extraordinario documento que sirvi贸 de modelo a muchas otras naciones. Al inicio contiene una de las afirmaciones m谩s hermosas sobre el prop贸sito de los seres humanos y la funci贸n del gobierno para defender y promover este ideal: 鈥淪ostenemos que estas verdades son evidentes en : que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos inalienables; que entre 茅stos est谩n , la libertad y la b煤squeda de la felicidad鈥�. Desgraciadamente, en la misma declaraci贸n se refiere a los habitantes nativos como 鈥渋nmisericordes indios salvajes, cuya conocida para la guerra se distingue por la destrucci贸n de vidas, sin considerar edades, sexos ni condiciones鈥� a pesar de que ellos fueron los desplazados, aniquilados y sometidos. Esta gran declaraci贸n exclu铆a a los ind铆genas americanos, a los negros y se aplicaba principalmente a los hombres.

A蝉铆 que, como seguidores de Cristo, debemos obedecer las leyes divinas en todo momento a煤n cuando las leyes humanas promuevan valores diferentes. La dignidad y valor de todos los seres humanos es un principio que siempre debemos apoyar, defender e impulsar. El te贸logo Cornelius Plantinga describe acertadamente la relaci贸n entre los creyentes y el gobierno de su pa铆s en su libro Beyond Doubt:

鈥淟a Iglesia cristiana obedece al estado, pero obedece a Dios primero. El estado es el instrumento divino de justicia y paz, pero al igual que todo lo dem谩s, necesita ser reformado. A蝉铆 que, ofrecemos nuestra obediencia, pero no nuestra reverencia. Honramos al estado, pero tambi茅n lo vigilamos鈥lgunas veces honramos al estado al protestar sus maldades y al rehusarnos rendirnos ante ellas. Despu茅s de todo, C茅sar es el emperador, pero Cristo es el Se帽or, y los cristianos son personas que conocen la diferencia."

Como cristianos podemos celebrar nuestra herencia y ser buenos patriotas, pero al mismo tiempo celebramos la unidad que tenemos con otros cristianos de todo el mundo. Nuestra ciudadan铆a celestial nos une y nos impulsa a vivir de acuerdo a los valores divinos que siempre son perfectos y siempre promueven la dignidad y valor de todos los seres humanos.


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